El aprendizaje se ha vuelto “rizomático” citando al maestro Stephen Downes, abierto y centrado en la autonomía del alumno. El contenido de un curso, de una sesión de formación debe ser una herramienta utilizada para estimular y apoyar el aprendizaje, un McGuffin, en lugar del objeto del aprendizaje en sí mismo, dice Downes. Y sigue: El aprendizaje rizomático es un enfoque que promueve una pedagogía de aprendizaje por el compromiso y la actividad dentro de una comunidad de aprendizaje. El formador es “modelo”, “demostrador”, “coleccionista”, “curador de contenidos”, “alquimista”, “programador”, “vendedor”, “coordinador”, “diseñador”, “coach”, “mentor”, “agitador”, “facilitador, “moderador”, “crítico”, “conector”, “teorizador”, “compartidor”, “evaluador”, “burócrata” e incluso “orador y transmisor de información”.
Todos somos pues, “maestros” y “aprendices” en la ardua tarea de poner en pie una ilusión, un proyecto, un servicio, un producto. Cada uno de nosotros es “rizoma” de esta planta común que crece expandiéndose en red, parásitos y simbióticos los unos de los otros, aprendiendo a través de la imitación, la copia, la conversación, la controversia, las probaturas, las consultas, la puesta en común, la colaboración.
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